Pensamientos

Desde nuestra identidad cristiana, como Fundación que somos al servicio del Evangelio, incluimos esta sección que se actualiza diariamente: imágenes con pensamientos de creyentes comprometidos, principalmente santos, seguido de una breve reflexión; el evangelio y el santoral del día. Además, un video semanal de 3 minutos para reflexionar.

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo (Inmaculada Concepción)

Foto: J. Serrano   Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo Inmaculada Concepción (Lucas 1, 26-38)   Las llamadas redes sociales nos apabullan con rostros de famosos, hazañas de celebridades, declaraciones de políticos y poderosos, consejos lanzados desde cualquier púlpito laico que nos dicen cómo ganar dinero, qué tenemos que hacer para ser importantes en la vida y tener éxito o qué cirugía nos hace más atractivos. Porque estamos rodeados de vanagloria, vacíos existenciales y arrogancias permanentes para aparentar que somos lo que no somos y podemos lo que no podemos. Me resulta muy hermoso, Señor, en este día, repasar la historia de María, tu madre. Escogiste a una chica sencilla, que vivía en un pequeño pueblo y estaba casada con un joven que la amaba y respetaba. Una mujer sin pretensiones de ser alguien en la vida pues solamente buscaba glorificar a su Dios y ayudar a todos. Una mujer que no entendía el mensaje que venía de tu parte pero que confió plenamente en ti echándose en tus brazos para que se hiciera tu voluntad. ¡Qué bien me vendría a mí confiar más en tu palabra, Señor! ¡Cuánto bien me haría dejar pasar todas las insinuaciones mundanas y céntrame más en lo esencial! Pero necesito tu ayuda para seguir pidiendo que se haga tu voluntad, no la mía. Necesito que María, que también es mi madre, porque tú así lo has querido, sea mi manto protector de la lluvia que ensucia de barro mi vida, el timón que me lleva a puerto seguro donde el amor es el premio, la mano que aleja de mí lo que hace mal a mi alma, el beso maternal que enciende mi corazón de gozo porque tengo la dicha de poder dirigirme en confianza a ti y a ella. Y en ese gozo deposito mi esperanza porque sin ti y sin ella estoy totalmente perdido. José Serrano Álvarez (Rezando al caer de la tarde)

Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos (Adviento II)

Foto: J. Serrano   Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos Adviento II (Mateo 3, 1-12)   Los medios de comunicación nos saturan de hechos violentos, de injusticias permanentes, de guerras sin sentido, de hambrunas y muertes de inocentes, de destrucciones del entorno natural que hemos recibido gratis… Parece que estamos a las puertas del apocalipsis pues no entendemos que hemos sido creados para ser felices. A través de las palabras del profeta Juan, Señor, nos impeles a cambiar todo lo que estamos haciendo mal para así poder entrar en el reino que vienes a instaurar. Nos dices que no seamos ilusos confiando en que por nuestra cara bonita seremos salvados. No vale que digamos que somos cristianos y que pagamos nuestras limosnas, que son más bien escasas, y que no matamos… Es la hora de la conversión, sí. Una conversión total que me ha de llevar a reconocer la miseria que soy: paja sin trigo en la parva de mi vida, fruto vacío en mis pretensiones de autosuficiente, manos sin pan que repartir a los que me lo están pidiendo, cansancio y hastío que me impiden ayudar a quienes me necesitan, ceguera en mis ojos que no me dejan ver que el camino no me lleva a ti… Necesito, Señor, que laves mi ser entero, que quites las costras que las inercias y comodidades me han llenado el alma. Necesito que me bautices con el agua de tu amor que sana todas las heridas, que enciendas en mi corazón el deseo de ser mejor persona y así trabajar por el reino que quieres que construyamos. Conviérteme en discípulo fiel que sigue tus mandatos: amor total a ti y amor total a los que me rodean. Y que ese amor, aunque sea pequeño, a ti y a los hermanos, ayude a que haya un mundo menos malo y más parecido al reino que nos has mandado construir para el bien de todos los que lo habitamos. José Serrano Álvarez (Rezando al caer de la tarde)

Evangelio y Santoral

Lucas 1, 26-38

Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado

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3 minutos con Dios