En aquel tiempo decía Jesús a las turbas:
–El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra.
Él duerme de noche, y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.
Dijo también:
–¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.
Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
San Bruno
San Bruno, presbítero, que, oriundo de Colonia, en Lotaringia, en territorio de la actual Alemania, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, pero deseando llevar vida