Ante todo, lo que debemos practicar con cualquier persona es el respeto y la caridad. Puede que, en ocasiones, no estemos de acuerdo con lo que algunos hacen o dicen. Si consideramos que debemos corregirlos, nunca juzgarlos, hagámoslo desde el convencimiento profundo de que son seres dotados de razón que merecen ser tratados dignamente. Si sabemos actuar con humildad y no con soberbia, con cariño y no con rencor, dando ejemplo con nuestro comportamiento, podremos conseguir llegar a convencerles de sus errores.

Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado