Estamos hechos de naturaleza humana. Por lo tanto, estamos sometidos a todas las imperfecciones. Resulta muy fácil caer en el pecado, abandonar el camino que nos lleva a Dios por los placeres y miserias del mundo. Pero si acudimos a María, nuestra Madre del cielo, si imploramos su ayuda, aunque estemos encenagados, encontraremos en ella ayuda. Porque una madre nunca abandona a sus hijos, aunque éstos no se porten como deben. No tengamos nunca miedo de acudir a María.

Marcos 12, 35-37
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido