El Papa pide rezar por los religiosos y los seminaristas

El Papa pide rezar por los religiosos y los seminaristas

El Papa pide rezar por los religiosos y los seminaristas

 

En su intención de oración de este mes de mayo, el papa Francisco nos pide que recemos por la formación de las religiosas, los religiosos y los seminaristas para que “crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio.”

Dice el santo padre que cada vocación es un diamante en bruto que hay que pulir, trabajar, al que hay que darle forma en todas sus caras.

Para el papa, un buen sacerdote, una monja, deben primero ser todo un hombre, una mujer, formados, trabajados por la gracia del Señor. Han de ser personas que son conscientes de sus límites que están dispuestas a llevar una vida de oración, de dedicación al testimonio del Evangelio. Su preparación, que ha de ser integral, debe desarrollarse ya desde el seminario, o el noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas, porque esto es fundamental. Han de ser preparados para vivir en comunidad.

La formación de los religiosos u de los sacerdotes no acaba en un momento ¡determinado, sino que continúa a lo largo de toda la vida, integrando a la persona intelectual, humana, afectiva y espiritualmente.

 

Texto íntegro del mensaje papal:

“Cada vocación es un “diamante en bruto” que hay que pulir, trabajar, al que hay que darle forma en todas sus caras.

Un buen sacerdote, una monja, deben ser primero de todo un hombre, una mujer formados, trabajados por la gracia del Señor.

Personas conscientes de sus límites y dispuestas a llevar una vida de oración, de dedicación al testimonio del Evangelio.

Su preparación tiene que ser integral, debe desarrollarse ya desde el seminario y el noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas. Esto es fundamental.

La formación no se acaba en un momento determinado, sino que va continuando a lo largo de toda la vida, a lo largo de los años integrando a la persona, intelectual, humana, afectiva, espiritualmente.

Y también, su preparación para vivir en comunidad, tan enriquecedora la vida en comunidad, aunque a veces puede ser difícil.

Porque no es lo mismo vivir juntos que vivir en comunidad.

Oremos para que los religiosos, las religiosas, los seminaristas, crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio.”