Para los cristianos, lo realmente importante es alcanzar la salvación que Jesús nos ha prometido. Por lo tanto, lo que importa es esforzarnos, día tras día, en ser fieles a sus mandatos, transmitir su mensaje y vivirlo interna y externamente. De esta forma, nuestras almas tendrán vida y no perecerán. Contamos con la ayuda de Dios que camina a nuestro lado para que, si nos desviamos de la ruta, podamos levantarnos y así seguir avanzando hacia la meta prometida.

Mateo 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un

