¿Hay mayor amor que el que nos da Jesús, nuestro Dios y Señor? Murió por nosotros en una cruz, como el peor de los malhechores. Cargó con todas nuestras miserias, para liberarnos de ellas. Y más aún: se quedó presente en la Eucaristía, convirtiendo el pan y el vino en su cuerpo y su sangre. Para alimentarnos espiritualmente. Para ser nuestra comida. Inmenso amor el que nos tiene al hacerse alimento nuestro que somos indignos de recibirlo.

Mateo 3, 1-12
Por aquellos días, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Este es el

