Este mundo en el que nos ha tocado vivir sería mucho más humano si tuviéramos la valentía de tender puentes, en vez de construir muros, y de dar nuestra mano, aunque nos la rechacen, y aceptar las de aquellos a los que no consideramos de los nuestros. Los cristianos tenemos mucha tarea que hacer en este campo porque es parte de nuestra misión en la tierra. Empecemos derribando muros y construyendo puentes para acercarnos a los otros y trabajar por el bien común.
Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da