No solamente en los momentos difíciles de nuestra vida, sino siempre, el acudir a María para que nos ayude es un seguro que nos mantendrá firmes en la fe, sosegados ante los problemas cotidianos y reconfortados con nosotros mismos. Ella, que es madre nuestra, nunca nos dejará solos frente a los peligros, por muchos y grandes que éstos sean. Tengámoslo siempre presente en nuestros quehaceres.

Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan