Imagen con mensaje

Si hay un niño, un joven, un anciano necesitado, un cristiano no puede quedar tranquilo - San Juan Pablo II

La interpelación a nosotros mismos debería ser permanente: ¿por qué nos hacemos los sordos para no escuchar las peticiones de ayuda, a veces silenciosas, de quienes pasan a nuestro lado?; ¿por qué nos quedamos ciegos para no ver las necesidades que hay en nuestro alrededor? Si creemos en Jesús y estamos convencidos de que tenemos que hacer lo que nos pide, no podemos pasar de largo ante las necesidades de los hermanos.

¿Te ha gustado? Comparte este artículo

Evangelio del día