En Arlés, de la Provenza, en la actual Francia, san Hilario, obispo, que, después de llevar vida eremítica en Lérins, fue promovido, bien a su pesar, al episcopado, desde donde, trabajando con sus propias manos, vistiendo una sola túnica tanto en verano como en invierno, y caminando a pie, manifestó a todos su amor a la pobreza. Entregado a la oración, a los ayunos y a las vigilias, y perseverando en una predicación continua, mostró la misericordia de Dios a los pecadores, acogió a los huérfanos y no dudó en destinar para la redención de los cautivos todos los objetos de plata que se conservaban en la basílica de la ciudad († 449).
Otros santos del día:
• En Auxerre, en la Galia Lugdunense, hoy Auxerre, en Francia, san Joviniano, lector y mártir († s. III).
• En Alejandría, en Egipto, san Eutimio, diácono y mártir († hacia el año 305).
• Conmemoración de san Máximo, obispo de Jerusalén, el cual fue condenado por el césar Maximino Daya a trabajos forzados en las minas, después de que le hubieran arrancado un ojo y quemado un pie con un hierro candente. Alcanzada la libertad, pudo marchar de allí y fue nombrado obispo de la Iglesia de Jerusalén, en donde, con el prestigio de su gloriosa confesión, descansó en paz († hacia el año 350).
• En Tréveris, en la Galia Bélgica, actualmente en Alemania, san Britón, obispo, quien defendió a su grey de los errores de Prisciliano, aunque trató en vano de detener, juntamente con san Ambrosio, obispo de Milán, y san Martín, obispo de Tours, la violencia de los que reclamaban la ejecución de Prisciliano y de sus seguidores († 386).
• En Vienne, en la Galia Lugdunense, también en la actual Francia, san Nicecio, obispo († s. V).
• En Milán, de la Liguria, hoy en Lombardia, región de Italia, san Geroncio, obispo († hacia el año 472).
• En Marchiennes, en la Galia Bélgica, actualmente en Francia, san Mauronto, abad y diácono, quien fue discípulo de san Amando († 702).
• En Limoges, en Aquitania, también hoy en Francia, san Sacerdote, obispo, que fue monje y abad, y más tarde obispo, pero al final de su vida quiso de nuevo volver a la vida monástica († s. VIII).
• En Hildesheim, de Sajonia, en Alemania, san Gotardo, obispo, que, siendo abad del monasterio de Niederaltaich, visitó y renovó varios monasterios, y al morir san Bernardo le sucedió en la sede episcopal, promoviendo la vida cristiana de su Iglesia, la disciplina regular del clero y abriendo escuelas († 1038).
• En Calabria, región de Italia, san León, eremita, que, entregado a la oración y a las obras de beneficencia en favor de los pobres, murió en el monasterio de Africo, cerca de la ciudad de Reggio, que él mismo había fundado († hacia el s. XIII).
• En Vençay, cerca de Tours, en Francia, san Avertino, diácono, que acompañó a santo Tomás Becket al destierro, y a la muerte de éste volvió a dicho lugar, viviendo como ermitaño († 1189).
• En Licata, de Sicilia, en Italia, santo Ángel, presbítero, carmelita y mártir († 1225).
• En Recanati, en la región del Piceno, en Italia, beato Bienvenido Mareni, religioso de la Orden de los Hermanos Menores († 1289).
• En Nápoles, de la Campania, también región de Italia, san Nuncio Sulpricio, el cual, después de haber quedado huérfano, con una pierna infectada por la caries y con su cuerpo exhausto soportó todos sus sufrimientos con ánimo sereno y alegre, dispuesto siempre a ayudar a todos, y, pobre entre los pobres, consoló en gran manera a los demás enfermos y alivió sus miserias († 1836).
• En Somasca, cerca de Bérgamo, en Italia, beata Catalina Cittadini, virgen, la cual, privada de sus padres desde la más tierna edad, llegó a ser una paciente y competente maestra, cuidando con esmero una institución dedicada a la educación cristiana de niñas pobres, y, con esta misma finalidad, fundó el Instituto de las Hermanas Ursulinas de Somasca († 1857).
• En Dresde, en Alemania, beato Gregorio Frackowiak, religioso de la Sociedad del Verbo Divino y mártir, quien, encarcelado durante la guerra, después de sufrir por Cristo fue degollado por los enemigos de la fe († 1943).
(Del Martirologio Romano)