Cierto es que Dios se hizo uno más entre nosotros para hacernos hijos suyos y elevarnos a su categoría. Nos amó tanto que se entregó para que fuéramos salvados y tuviéramos vida junto a Él. Misterios que solamente podemos comprender desde el reconocimiento de que todo lo hizo por el amor que nos tiene. No dudó en salvarnos aún reconociendo nuestras debilidades. Su amor fue el más grande amor que existe.

Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.