El Espíritu del Señor nos ayuda siempre. Por eso, es bueno que acudamos a pedirle fuerzas para que nos ayude a ser más consecuentes con nuestra fe, viviendo el Evangelio como nos ha enseñado Cristo, haciéndolo de forma valiente. En esta solemnidad, El nos inundará de sus dones y podremos sentirnos fortalecidos para salir al mundo y dar testimonio de lo que somos.

Juan 5, 1-3. 5-16
Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que