El mal sale de lo hondo del corazón de los humanos. Esto hace que a menudo nos sintamos en desasosiego. Por eso es necesario que ni siquiera nos concedamos la más mínima oportunidad para pensar que los demás obran con malicia o son indignos de nuestra amistad. Dejemos de lado todos esos pensamientos que nos llenan de malicia, egoísmo y soberbia. Actuemos con mayor fraternidad con quienes nos rodean.
Juan 18, 1-19, 42
¿A quién buscáis? A Jesús, el Nazareno Cronista: En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un