No hemos sido colocados en la sociedad de la que formamos parte para vivir aislados. Ni para que gire todo en torno nuestro. El cristiano está llamado a formar comunidad con los que le rodean. Sin sentirnos nunca superiores a los otros. Estamos destinados a formar la familia humana en la que debemos aportar cuanto somos para el bien común. Para que el Dios Uno y Trino sea la fuerza que nos lleve a conseguir que el mensaje del Evangelio llegue a todos.
Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo,