Los cristianos estamos llamados a participar en la construcción de un mundo mejor. Por eso las alegrías y sufrimientos de los demás debemos asumirlos como propios, poniendo todo nuestro esfuerzo en mejorar la vida de los otros, contribuyendo a desterrar odios, pobrezas y miserias y a traer convivencia, solidaridad y progreso humano. No se nos permite desentendernos de los demás.

Juan 5, 31-47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio