Acudamos a María. Ella es la madre amorosa dispuesta siempre a escucharnos y a acompañarnos en nuestros momentos de debilidad, en nuestras caídas, en nuestros infortunios. Nunca, nunca, seremos apartados de su cercanía ni despojados de su protección. En ella tenemos la protectora permanente que nos acerca a Dios y nos reconcilia con Él cada vez que estamos necesitados de ello.

Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada,

