La meta de cualquier cristiano es la santidad, siguiendo así las enseñanzas del Maestro. Alcanzarla es difícil, pero nunca imposible. Requiere de cada uno de nosotros que queramos ser fieles a Él, por encima de todo. Nuestra voluntad para caminar por el camino adecuado es fundamental. Depende de nosotros, de cada uno. Si humildemente nos echamos en manos de Dios, renunciando a nuestros caprichos, podremos conseguir llegar a ser santos
Mateo 10, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos,