Que la vida es corta, cual un breve suspiro, es una realidad patente. De ahí la importancia que tiene el que, como criaturas de Dios que somos, caminemos por este mundo buscando llegar sin mancha de maldad alguna a la eternidad, donde nos encontraremos con la misericordia de quien nos ama más que nosotros mismos nos amamos.
Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?» Él les replicó: