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La peor prisión es un corazón cerrado - San Juan Pablo II

Abrirnos a nosotros mismos y a los demás, conscientes de que en nuestros corazones es donde están la libertad y la fuerza para cambiar nuestras vidas y ponerlas al servicio de la causa del evangelio. Esto es a lo que se nos ha invitado, una tarea que no debemos eludir, porque en ella nos va nuestra salvación y la salvación de muchos. Rompamos las cadenas que nos impiden abrir nuestro corazón a Dios y a los hermanos.

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Evangelio del día

Lucas 21, 12-19

Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárceles, y haciéndoos comparecer ante

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