Para llegar a la plena unión con Dios, que se producirá tras dejar este mundo terrenal, debemos contribuir, con el esfuerzo del que seamos capaces, y con todo el amor posible, a transformar esta sociedad nuestra, para que sea capaz de vivir en la esperanza auténtica: la que nos convierte en hijos de Dios y hermanos de todos. Hay que caminar hacia el futuro viviendo con amor el presente.

Juan 8, 21-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir