Nuestra sociedad, formada por creyentes y no creyentes, está necesitada de personas que vivan la virtud cristiana de la humildad. Son las personas humildes las que más pueden hacer para mejorar la convivencia que tantas veces vemos saltar por los aires por culpa de la soberbia y el egoísmo que el hombre lleva dentro de sí, al considerarse superior a los demás y a buscar únicamente su propio bienestar.

Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre:

