Si no actuamos correctamente, si nos abruma el tomar decisiones que estén inspiradas en el Evangelio de Jesús y optamos por hacer lo contrario de lo que deberíamos, no tenemos paz interior. Porque nuestra alma queda en desasosiego, intranquila y sometida a los caprichos mundanos. Así no podemos ayudar a los demás. Porque éstos requieren que antes hayamos sido capaces de serenarnos a nosotros mismos. Si somos capaces de instaurar la paz en nuestro interior podremos después acercarnos pacíficamente a los otros.
Mateo 17, 10-13
Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?». Él les contestó: «Elías vendrá