Las buenas obras que hagamos, que sean en silencio. Sin testigos. Sin alharacas. Que no sepa nuestra mano derecha lo que hace la izquierda. Anunciar a bombo y platillo que damos una limosna, o que ayudamos a resolver un problema, no está bien. El bien que se hace calladamente es el que tiene auténtico valor. Ante Dios y ante nuestras conciencias. Es lo que debe importarnos.

Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un