Jesús nos ha demostrado su inmensa bondad. Se entregó a la muerte por nosotros. Nos sigue dando su amor cada día. Él conoce hasta las más pequeñas de nuestras imperfecciones y miserias. No podemos engañarle. Lo sabe todo de cada uno de nosotros. Pero quiere que confiemos en él, plenamente. Que no tengamos miedo de descubrirnos como somos porque nos ama hasta el infinito y nos perdona siempre que acudimos a solicitarle clemencia.
Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?» Él les replicó: