Es a mí, persona concreta, con mi propia identidad, nombre y apellidos, estatura, color de la piel, con mis defectos y mis virtudes, a quien Dios ama. Es por mí, en singular, por quien se hizo hombre y murió en la cruz. Para salvarme a mí. Es a mí a quien ha hecho hijo suyo. No importa que existan los demás, porque yo soy muy importante para Él. Como si los otros no contaran. Como si yo fuera el único ser que habita la tierra. Por eso mi gratitud ha de ser inmensa ya que su amor lo es.
Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: -«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: -«En verdad, en verdad os