Los santos nos han dado innumerables ejemplos de que la vida de los creyentes es una permanente carrera hacia el encuentro con Dios y con los hermanos. Estamos llamados a caminar, sin desfallecer, para alcanzar la meta y, con ella, el premio que se nos ha prometido. No desfallezcamos, aunque encontremos muchos inconvenientes en el camino. Vayamos veloces y alegres, porque ni siquiera el cansancio de nuestra naturaleza humana será capaz de privarnos del gozo de ser amigos del Señor.

Mateo 21, 23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué

