Sin caridad, estamos lejos de lo que Jesús nos pidió que hiciéramos. Cada uno de los cristianos tibios tenemos nuestra parte de responsabilidad en que la sociedad no camine por los senderos de la paz, de la justicia y de la fraternidad. Como creyentes, nuestra obligación es vivir el amor a Dios que ha de estar necesariamente unido al amor a los demás. Si ejercemos la caridad como es debido, seguro que transformaremos nuestras vidas y las de los que nos rodean.

Mateo 3, 1-12
Por aquellos días, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Este es el

