Nuestra debilidad está en la poca confianza que tenemos en Dios. Nos creemos fuertes y prescindimos de Él. Nos consideramos autosuficientes. Mal asunto, porque construimos nuestra seguridad sobre las arenas movedizas de nuestro egoísmo y de nuestra soberbia. Con estos materiales, estaremos permanentemente sometidos a las inclemencias destructoras. Con Dios, somos fuertes. Sin Él, estamos derrotados. ¿Seremos humildes para entender esta gran verdad?

Mateo 1, 1- 17
Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a

