No hay otro camino para amar a Dios que no pase por amar al prójimo. Él lo ha querido así y de esta forma nos lo ha enseñado. Por tanto, lo que hacemos a los demás, a Dios se lo hacemos. Lo bueno y lo malo. Dios está en cada ser humano y si causamos dolor físico o psíquico a una persona, a Dios se lo causamos. Si no comprendemos esto, no hemos entendido el mensaje cristiano. Todo lo que hagamos a las personas que nos rodean se lo estamos haciendo a Dios que está en ellas.

Mateo 3, 1-12
Por aquellos días, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Este es el

