María, madre de Cristo y madre de la iglesia de la que somos miembros, es la luz que nos alumbra cuando estamos rodeados de tinieblas, la mano que nos sostiene cuando nos acercamos al precipicio y el corazón que nos llena de amor a cada uno de los creyentes. Para que en ese amor descubramos la belleza de seguir al Hijo que lo dio todo por salvarnos. Con María, nuestra fe se hace más fuerte y nos da fuerza para amar a nuestros hermanos.
Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él,